Revista científica, arbitrada e indizada, bajo la modalidad electrónica.


Recibido: 05/05/2023
Aceptado: 09/06/2023

Ética autónoma en educación universitaria. Un entramado de reflexión y acción

Autonomous ethics in university education. A framework of reflection and action

María Teresa Hernández
Florida Global University (FGU)
maria.hernandez@floridaglobal.university
https://orcid.org/0000-0001-8348-6963
Venezuela

RESUMEN

La ética autónoma en el contexto universitario implica promover una formación destinada a proporcionar en los estudiantes un conocimiento ético, generando conciencia individual y colectiva en cualquier escenario en torno a los deberes, sin duda, su apropiación de manera crítica, favorece los valores a desempeñar, así como el compromiso con la sociedad. En ese contexto, el propósito del artículo es develar en un entramado reflexivo, la relevancia de la formación ética autónoma en estudiantes de Educación Universitaria. El artículo de revisión es producto de una hermeneusis de algunos referentes epistemológicos con fundamento en la ética autónoma de educación universitaria, permitiendo la interpretación hacia un cambio en la manera de pensar e innovar, con el compromiso de brindar aportes teóricos para la construcción progresiva del hacer ético,  en el entendido, que la formación en ética autónoma, constituye uno de los tantos caminos posibles para adquirir saberes para la toma de decisiones de manera responsable. Se concluye que la educación universitaria como institución, precisa la interrelación entre docentes, estudiantes, contexto y  saberes, implicando una voluntad libre que mediante la razón, acepta el cumplimiento de los principios morales como un deber ético, autónomo y significativo, donde la acción educativa cumple su compromiso social desde la auto-reflexión responsable de actos éticos, dilucidada desde la ontología pedagógica social de vanguardia que fundamentan una praxis educativa, beneficiosa para la sociedad.
Palabras clave: Ética Autónoma, Reflexión, Acción, Educación Universitaria

ABSTRACT

Autonomous ethics in the university context implies promoting training aimed at providing students with ethical knowledge, generating individual and collective awareness in any scenario around homework, without a doubt, its critical appropriation favors the values ​​to be performed as well as commitment to society. In this context, the purpose of the article is to reveal a reflective framework for the formation of autonomous ethics in University Education students. The review article is the product of a hermeneusis of some epistemological references based on autonomous ethics in university education, allowing the interpretation towards a change in the way of thinking and innovating, with the commitment to provide theoretical contributions for the progressive construction of doing. ethical, in the understanding that training in autonomous ethics constitutes one of the many possible ways to acquire knowledge for responsible decision-making. It is concluded that university education as an institution, requires the interrelation between teachers, students, context and knowledge, implying a free will that through reason, accepts compliance with moral principles as an ethical, autonomous and significant duty, where educational action fulfills its social commitment from self-reflection responsible for ethical acts, elucidated from the vanguard social pedagogical ontology that bases an educational praxis, beneficial to society.
Keywords: Autonomous, Ethics, Reflection, Action, University Education

INTRODUCCIÓN

La ética es el saber más preciado que atesora un ser humano, que visto desde la formación para la autonomía, implica promover desde las instituciones educativas un modo de vida basado en la moral que propicia conductas positivas y valores orientadores hacia un comportamiento real  y efectivo de las personas, de modo que puedan asumir decisiones individuales que apunten al bien común, desde la reflexión y no desde el castigo o la coacción, es decir, pasar de un comportamiento heterónomo a una ética autónoma para contribuir  a la transformación humana. Desde esa visión, la formación ética en instituciones de Educación Universitaria debe orientarse hacia una ética autónoma que promueva en el estudiante los valores de la profesión que va a desempeñar, así como su compromiso con la sociedad, que según los aportes de Schwartz (1992), conducen a encarnar los valores universales, partiendo del propósito de forjar, transformar, construir valores para moldear el intelecto y las capacidades de reflexión de cada ser humano.
De allí, surge y confluye el significado de las distintas formas que se presenta en la realidad del pensamiento inherente a la ética autónoma, lo cual no basta con la explicación de elementos conceptuales que puedan permitir abordarla, sino que se pretende que a partir de la formación ética,  los estudiantes se apropien y actúen de manera reflexiva y autónoma, conforme a principios y valores que tributen a la responsabilidad, tolerancia, justicia, libertad, igualdad, equidad solidaridad, honestidad y cooperación, entre otros. Es decir, desarrollar en los estudiantes ese combustible generador que suscita un proceso reflexivo hacia su independencia y autonomía ética, que ofrece el camino regio para el desarrollo de la reflexión y fortalecimiento de sus experiencias diarias.
Desde esa perspectiva, las universidades son escenarios donde los estudiantes aprenden, no sólo los contenidos de un programa de estudio, sino también las herramientas para vivir, caminar y aprender, que les ayudaran para desempeñarse efectivamente en la sociedad. Según Puig (1996), la educación universitaria debe implementarse de acuerdo con principios que aseguren la moral del estudiantado, estimulando así, la formación  de la personalidad moral que se concibe en los niveles inferiores del sistema educativo, pero que debería madurar en el nivel  universitario asegurando su moralidad.
En ese sentido, la UNESCO (2007), señaló que el caminar por la universidad constituye un proceso significativo de aprendizaje, que ofrece oportunidades útiles para toda la vida, tanto personal como profesional, suscitando aprender a aprender y también a desaprender, sobre todo en el tema del aprendizaje ético con prospectiva en que el ciudadano universitario asuma valores de respeto, tolerancia, responsabilidad, compromiso, respeto, entre otros vinculados con su ser y con la profesión.
A ese tenor, cabe destacar que investigaciones basadas en encuestas de literatura y comparaciones con muestras teóricas se concluyó que aún es débil la formación moral humana en los estudios universitarios, específicamente Guerrero Usedaque (2011), en estudios realizados, evidenció que el 52% de los programas revisados tenían al menos un curso relacionado con la enseñanza de la ética, no obstante, no había ningún contenido específico para la moralidad, destacando que las profesiones jurídicas y médicas están dominadas por la inclinación ética, mientras que la ingeniería civil está dominada por la responsabilidad social.
Desde esas consideraciones, se valora de manera expresa, que la Ética Autónoma no ha sido abordado como tal en instituciones de Educación Universitaria, por lo que la autora del estudio considera que un entramado de reflexión y acción es la herramienta fundamental para deliberar éticamente acerca de cómo actúan los estudiantes y si ello se ajusta a los valores, favoreciendo la ética autónoma y la reflexión constante.

Develando realidades

Desde la visión de Pérez Jiménez (2022:52), “la dicotomía entre heteronomía y autonomía moral responde a la idea moderna de la ética kantiana, expresada en los imperativos categóricos de la universalidad del deber moral, de la dignidad y la autonomía de la persona”. Se supone entonces, que los estudiantes enfatizan la moralidad heterónoma y el debilitamiento de la moralidad autónoma como postura moral contra las transgresiones cotidianas de los ciudadanos, no obstante, se evidencia en la actualidad una tendencia de poca tolerancia a las prácticas cotidianas de transgresión ciudadana, presentándose como argumento dominante de la acentuación de la moral
Conforme a la fuente precitada, se aprecia la existencia de esferas negativas que coinciden directamente con la percepción de intelectuales, quienes expresan que el comportamiento humano en algunas circunstancias, va desde situaciones que originan apatía, desmotivación, desinterés, desgano y falta de participación durante el desarrollo de las actividades académicas, aunado a los fenómenos situacionales contrarios a los principios éticos de convivencia humana, en el que los valores en los jóvenes, se muestran como antivalor, manifestado mediante procesos de rebeldía, enojo,  malas amistades, envidia, prepotencia, entre otros, cuyas causas quizás tengan su origen en el debilitamiento de las instituciones formativas, la influencia de los medios de comunicación, el desmoronamiento de muchos valores tradicionales, entre otros.
Considerando lo señalado, es posible que el sistema educativo actual no responda a las inquietudes ni expectativas de los jóvenes, quienes se ven amenazados por la constante inundación de situaciones que les rodea, de continuar esa situación, esas crisis en valores pueden generar problemas sorprendentes que derivan en pérdida de tiempo, grandes multas o sanciones que pueden vislumbrar encarcelamiento en el peor de los casos.
En la realidad descrita, consustanciada con testimonios y experiencias develadas en investigaciones previas, se estima finalmente, que los estudiantes solo asimilan valores y principios según conveniencias y de manera memorística, sin practicarlos en su vida o con su actuar, sin comprender su valor en la convivencia con los otros y solo por temor a los padres o a los docentes, son mostrados ficticiamente, asimismo, sus actitudes violentas, agresivas, poco solidarias y tolerantes, distancian de una sana convivencia y de respeto que debe predominar en una institución educativa,  lo cual indica que no se ha logrado consolidar una ética autónoma. A ese tenor, la formación de la ética autónoma implica entonces, promover en las personas, particularmente los estudiantes universitarios, puedan pensar por sí mismas,  involucren una voluntad libre albedrio, que promueve la moral sobre un deber interior innato de cada persona, entendiéndose que cada uno posee su moral interior.

Formación autónoma en valores

La formación ética permite distinguir las acciones que desempeña una persona con base en normas o principios éticos permitiéndole tomar decisiones y elegir la manera en la que llevará su vida. Por ende, el  fomento del desarrollo moral y la formación de la ética autónoma inspira las acciones humanas que desempeña y la manera congruente de actuar mostrando acciones  de socialización e interacción, es decir, ser una persona que actúa de manera congruente con sus propios valores, los cuales, junto con los principios éticos, orientan sus actos y decisiones en la convivencia con otras personas, ya que éstos forman parte de la cultura.
Se aprende el sentido de justicia, se aprecia la honestidad, se valora la legalidad y se toma conciencia de nuestra dignidad en el día a día, a partir de la manera como se aplican las normas en la familia, como se resuelven los conflictos en la escuela, como dialogamos con nuestros amigos, en la forma como se toman decisiones en casa o a partir de lo que mueve a actuar con las personas que nos rodean. Por lo tanto, la formación autónoma en valores, proporciona herramientas para que se construya de manera autónoma los valores que nos direccionan la vida, incluyendo en ella los principios universales como los derechos humanos, la igualdad, la dignidad y la libertad, para que vivas de acuerdo con ellos, además, fortalece la capacidad de autoconocimiento, autorregulación, solidaridad y cuidado del otro.

Ética autónoma para un aprendizaje autónomo

La ética a lo largo de la historia representa un simbolismo, un valor, una virtud, que debe entenderse como aquella fuerza del ser humano para obrar de manera correcta y justa; ello conduce a un aprendizaje autónomo corresponsable con la llamada virtud moral, concebido como aquel hábito del ser humano para obrar, actuar, comportarse, independientemente de los preceptos legales que prescriban orden en su comportamiento, por su simple y sencilla bondad, orientado por su razón natural.
Para Kant (1988), la ética de la autonomía personaliza una invitación permanente a que sea el propio sujeto en el ejercicio de su racionalidad, el que determina qué debe hacer en cada circunstancia. A ese tenor, la noción de autonomía según Kant (ob, cit) ocupa un lugar muy importante, señalando al hombre como un ser que se obliga a pensar que no es autónomo en sentido pleno, pues no puede superar las distancias respecto a la ley moral, que establece la imperatividad de que se halla revestida, en virtud que constituye  un ideal inalcanzable por una voluntad de lo humano.
En ese contexto, cada individuo responde a sus principios y esquemas de orden moral, los cuales adecua en función de las circunstancias a las que se enfrenta. No obstante, la ética individual varía en presencia de los requerimientos de los grupos sociales, en consecuencia, cuando la ética individual discrepa de la colectiva puede acarrear conflictos y sanciones morales. Hegel (2007), destaca que la ética autónoma para un aprendizaje autónomo, se concibe desde tres escenarios importantes, como son: la familia que es la que inculca los valores, la sociedad que es la que juzga e impone reglas y el estado, que aplica las reglas al ser violadas en cualquier contexto. De allí que  el estado, la sociedad y la familia para coexistir están íntimamente relacionados con sus miembros y el entorno, se asocia a una realidad que experimenta como ser individuado, pero que va más allá hacia lo colectivo.
Simondon (2015:453), expresa al respecto, que “la ética autónoma desde la visión de la teoría de individuación, constituye un proceso por el cual al crecer el sujeto, desplaza sus inversiones afectivas fuera de la familia de origen y de las figuras que inmediatamente se relacionan con ella” , expresa que la individuación se alcanza a través de la transindividualización, en la que se hace presente una relación entre individuos, sin que pertenezca a un grupo de referencia en particular, es decir, se forja como el contacto que se da entre las personas en los diferentes ambientes interculturales que los hace coincidir y comunicarse; involucrando separada y conjuntamente el modo de existencia e n común.
Desde esa perspectiva, se proyecta un accionar para el cambio y para la transformación de la realidad circundante, como libertad de pensamiento y la autorreflexión crítica para la emancipación humana como mejoramiento de la existencia humana, desarrollando procesos del conocimiento para la transformación estructural de las relaciones sociales y para dar respuesta a determinados problemas generados por éstas.

La Ética y los valores personales, morales y sociales.

A partir de la perspectiva de Parra (2013), en las instituciones universitarias,  se hace necesario la implementación de diferentes estrategias pedagógicas que promuevan la formación ética y ciudadana  que favorezca  la clarificación de valores, discusión de dilemas morales y discusiones grupales que además promuevan los valores intrínsecos al ser humano para  llevar  a cabo en su vida cotidiana.. A veces los valores son amalgamados y es común que éstos sean usados indistintamente, pero los valores no dejan de existir sólo porque alguien decide prescindir de ellos, aunque decidas ser injusto, por ejemplo, la justicia seguirá existiendo. Según la mayoría de los filósofos, los valores pueden surgir de contextos sociales, de predisposiciones emocionales o del raciocinio, es decir, los valores son algo distinto a los deseos, porque es algo que queremos después de reflexionar si realmente es algo bueno.

Valores Personales, Éticos, Morales y Sociales.

De acuerdo a lo precedente, conviene citar a Kohlberg (1927–1987), quien señala que los valores se desarrollan en cada individuo pasando por una serie de etapas igual para todos los seres humanos, creando estructuras que permitirán el paso a etapas posteriores. Sin embargo, no todas las etapas del desarrollo moral surgen de la maduración biológica según Piaget, coexistiendo ligadas a la interacción con el ambiente como un proceso de aprendizaje irreversible en el que se adquieren nuevas estructuras de conocimiento, valoración y acción. Desde esa concepción, se establece elementos que inciden en el desarrollo moral, como valores personales, éticos, morales y sociales que identifican a una persona, las relaciones entre iguales y la progresiva independencia de la coacción de la disciplina de los adultos mayores.
Valores personales: Los valores personales son flexibles y varían en el tiempo a medida que las personas crecen, definen su personalidad, experimentan diversidad de situaciones y sobrepasan dificultades, reflejan las necesidades internas de cada quien, sus deseos forman parte de los parámetros de conducta que tienen los individuos. Desde esa concepción, sería importante fomentar la sabiduría como un valor personal, ya que se, necesita vivir sabiamente para saber vivir en plenitud, dando significado a la totalidad de la existencia. Para Schwartz (2010), autor de la teoría de Valores Humanos Universales, concibe los valores personales como pautas que se establecen para cada individuo a fin de adecuarlas a su estilo de vida, definir su personalidad, para algunos será más importante el respeto y la amistad, para otros la honestidad y el compromiso, además, sigue una lista de acciones positivas, que en términos generales son importantes y reconocidos por todos, entre los más destacados, como su nombre lo indica, dependerán de la personalidad de cada quien como motivación y satisfacción de necesidades.
Valores Éticos: Los valores éticos se adquieren durante el desarrollo individual de cada ser humano con experiencia en el entorno familiar, social, escolar e, inclusive, a través de los medios de comunicación. Al referir valores éticos se trata de conceptos sociales y culturales que sirven de guía en el comportamiento de una persona o de una organización. Es decir, representan ideales, del deber ser o de la norma socialmente aceptada y valorada de las cosas. Por tanto, no suelen ser valores absolutos, ni universales, sino que cambian conforme lo hace la sociedad. Asimismo, según Schwartz (2010), los valores éticos permiten regular la conducta del individuo para lograr el bienestar colectivo y una convivencia armoniosa y pacífica en la sociedad, constituyen guías de comportamiento que regulan la conducta de un individuo. Entre los valores éticos más relevantes se pueden mencionar: justicia, libertad, respeto, responsabilidad, integridad, lealtad, honestidad, equidad, entre otros.
Valores Morales: los valores morales generalmente se consideran como trascendentes, por lo que su dinámica de cambio es lenta y complicada, lo que sí puede variar más rápidamente es la forma de interpretar un valor moral y en qué se traduce a la hora de lidiar con la sociedad. Los valores morales de acuerdo con lo expresado por  Kohlberg (1975), se fundan en principios fundamentales y universales, constituyen un intento de explicar la moralidad como construcción de principios morales autónomos de cada individuo y lo que los guía es la conciencia moral
Valores Sociales: puede entenderse como los criterios que rigen el modo de ser, estar y actuar en un determinado grupo social y se sustentan en los valores universales que desde el origen de la humanidad han sido inherentes a la condición humana como son sabiduría, bondad, amor, pureza, paz, misericordia, belleza y armonía. A partir de los valores universales, según Schwartz (2010), se crean otros más específicos que diseccionan los valores iniciales en aspectos más concretos y que vendrán determinados, en última instancia, por el grupo social y la tradición cultural concreta del lugar. Para Schwartz (ob cit), la finalidad última de los valores sociales, gira en torno a la consecución de una convivencia pacífica y conciliadora entre los miembros de la comunidad y son reflejados en sus leyes y preceptos normativos.

Ética en la educación Universitaria: Desafíos del Siglo XXI

La UNESCO (2020),  mediante la cátedra Ética y Valores en la Educación Superior del Siglo XXI, sustenta que la ética es una disciplina de vital importancia en los momentos actuales, por tanto, requiere de la atención prioritaria de las instituciones de educación fundamentalmente la educación  universitaria, a quienes corresponde la esencial tarea de incidir en la ética del futuro y en los modos éticos que la humanidad reclama en este nuevo siglo. Para García (2020), la ética se plantea siempre en un contexto social, no individual, en un acto que implica más contacto con los seres humanos, en el que destaca el rol de la educación. Desde esa concepción, la Educación universitaria constituye el escenario legal, donde se reafirma y se defiende ciertos valores, como la vida y la protección de los derechos, pero las normas legales normalmente establecen expectativas de comportamiento en correspondencia con las exigencias que impone la ética.
En correspondencia con las ideas anteriores, la educación en la contemporaneidad necesita colocar el énfasis en el desarrollo del potencial creativo de cada ser humano y su personalidad en una sociedad multiétnica y pluricultural, favoreciendo oportunidades para que construya críticamente e intervenga la compleja realidad, objeto de múltiple información y diversos conocimientos provenientes de los grupos humanos, como elemento estructural de la diversidad en nuestra sociedad, que se han dejado sentir en los procesos de construcción de las distintas dimensiones de la identidad cultural.
He aquí el gran desafío de las instituciones de Educación Superior, que desde una sólida formación académica, le corresponde el compromiso de activar una praxis educativa innovadora y transformadora para dar cuenta de la libertad de pensamiento de reflexión y acción, para la formación de la ética autónoma en las instituciones de Educación Universitaria , donde se haga énfasis en una educación en, por y para las artes y en la valoración del patrimonio como componente fundamental de la creación humana, el reconocimiento de lo que somos y de la vida en comunidad.
Lo precedente, denota según López y Aguirre. (2007),  lo relevante de resaltar los valores ausentes en la educación universitaria, suscitando la toma de consciencia en aquellos  valores que deben favorecer el ambiente universitario de manera integral y logre su propia autodeterminación como persona, en el entendido que la educación es la fuente de los valores donde se aprenden las grandes virtudes.
Por ello, a través de este artículo se pretende resaltar y aportar los valores que hay que distinguir desde el quehacer educativo universitario a manera de un entramado de reflexión y acción y aportar a la educación universitaria  un aspecto a seguir, trabajando para que se asuma la ética autónoma en los estudiantes destacando el desarrollo del potencial creativo de los ciudadanos del futuro, desarrollando y ejercitando los nuevos conocimientos, habilidades y actitudes para vivir exitosamente en este siglo XXI.  Como espacio de formación del futuro, la educación universitaria tiene el gran desafío de situarse a la vanguardia en los procesos de transformación, ya que actualmente es fundamental que la formación académica visto desde la ética autónoma se empodere irrevocablemente libre e independiente de una ética autónoma y fundamente su comportamiento moral en los valores de libertad, igualdad, justicia y paz

Entramado de reflexión y acción en Educación Universitaria.

Entramado de reflexión y acción en Educación Universitaria en su conjunto, representa una unidad de aprendizaje que permite una visión amplia de la ética autónoma, induciendo a las personas a la autorreflexión, a evaluar y asumir la responsabilidad de sus actos, además, en la esfera moral, la autonomía implica una voluntad libre que, mediante la razón, involucra ciertos principios morales.  Por otra parte, suscita un mejor manejo didáctico, el estudio de los conocimientos previos de los estudiantes, la planificación de aprendizajes u otras estrategias convenientes, de manera que se pueda organizar el trabajo inter- y transdisciplinar en función de los aprendizajes que van a trabajar desde la ética autónoma.
Cada docente puede organizar, unidades de aprendizaje, plan de tareas para sus estudiantes, hacer el acompañamiento y seguimiento a los aprendizajes y propiciar la sistematización y reflexión de lo aprendido y su impacto, más allá del aula y de la institución educativa. Esta tarea no será posible sin la cooperación de las instituciones, en este caso la universidad, por ello es indispensable, acompañar a los estudiantes en el proceso de formación integral, por eso, la relevancia de resaltar y aportar los valores desde el quehacer educativo.

MATERIALES Y MÉTODOS 

El artículo científico pertenece al tipo de investigación documental, resultado de una revisión bibliográfica que permitió desarrollar la información de manera sistemática descriptiva e interpretativa, cuyo método empleado es de análisis-síntesis para realizar el proceso derivación de la información. Para la selección de los aportes investigativos se llevó a cabo una revisión sistemática, desde las bases de datos  Scopus, Web of Science, SciELO, DOAJ, DIALNET, mismas que fueron depuradas y filtradas, donde se localizaron artículos de investigación referido a temas relacionados con la Ética Autónoma aplicada a estudiantes en Educación Universitaria, de allí se evaluaron 20 artículos y solo quedaron 8 como soporte de revisión, para lo cual se realizó un proceso de selección.
A partir de ello, el estudio se apoya en el enfoque cualitativo, análisis hermenéutico que permitió conocer e interpretar los planteamientos de diversos autores acerca de la relevancia de la ética autónoma en el nivel educativo universitario, indagando en las  diferentes  fuentes  que sustentan el estado del arte respecto al tema,  alcanzando una comprensión profunda del tema, desarrollándose mediante la técnica de arqueo general de las fuentes documentales, según Vilanova (2012:52), “permite localizar, identificar, registrar la información proveniente de referencias bibliográficas, hemerográficas en web”.
Para la correcta revisión de los estudios seleccionados hubo revisión de tesis y otros documentos orientados a la búsqueda bibliográfica de la variable Ética Autónoma y a través de ella, escudriñar el impacto de la Ética autónoma para un aprendizaje autónomo en estudiantes de educación universitaria. Desde la postura de los investigadores, la formación en valores personales, morales y sociales representa interés significativo, reflejado en el desarrollo afectivo y cognitivo en los estudiantes y por consiguiente, contribución para un aprendizaje autónomo.
Finalmente,  la revisión de la literatura académica favoreció la claridad del contexto investigativo, mediante la exploración de campos conceptuales y la correlación de diversos estudios de ética autónoma, asociado al análisis teórico del objeto de estudio a nivel universitario que finalmente fueron recogidos entre 5 artículos de investigación . Los resultados de análisis de los artículos de revisión incluyeron información sobre Formación autónoma en valores,  Ética autónoma para un aprendizaje autónomo, La Ética y los valores personales, morales y sociales, Ética en la educación Universitaria ante los Desafíos del Siglo XXI, de igual manera se confrontaron los fundamentos teóricos y metodológicos que suscitaron el Entramado de reflexión y acción en Educación Universitaria.

RESULTADOS

Los resultados obtenidos de la revisión documental, develan aportes teóricos vigentes inherentes a la ética autónoma, cuyas contribuciones permiten reflexionar  acerca de las debilidades que enfrentan las personas ante un mundo contaminado que los conduce, a veces, a la desesperanza y que en ese andar requieren convencerse de la importancia de construir su propia escala de valores que promueva un comportamiento actitudinal ético, respetuoso y afectivo hacia sí mismos y por ende hacia los demás, especialmente en estudiantes universitarios. Desde esa mirada, el comportamiento ético de los estudiantes universitarios sigue siendo un tema importante de investigación. Estudios realizados por diferentes autores mostraron una fuerte correlación entre comportamientos no éticos en el ámbito académico y conductas no éticas en el ámbito profesional.
En ese contexto, develar conocimiento acerca de la percepción y actitud que presentan los estudiantes universitarios hacia acciones inherentes a la ética autónoma en el entorno académico, constituye una realidad indispensable de reflexión permanente, inherente a las necesidades éticas de las que están carente las personas en distintos escenarios que suscite transformaciones en sus creencias que origine un  comportamiento apropiado, además de comprender esa problemática, que pueda generar soluciones a futuro a través del cambio de actitudes en el comportamiento ético de los estudiantes, así como su percepción sobre creencias que involucran conflicto entre el éxito profesional.
Según resultados obtenidos durante la indagación, se pudo comprobar en una investigación relacionada con la Ética como factor clave para la forja del ethos corporativo en entrevista a más de 100 personas pertenecientes a una organización multinacionales, hablar de ética reflejó respuestas alejadas de la realidad. Una de las limitaciones más importantes que se plantea, es la falta de conocimiento de la ética en las empresas, es un concepto poco claro que en la empresa tiende a confundirse con la moral, con el paternalismo, la solidaridad, entre otros valores.
Para comprender la importancia en la gestión de la forja del ethos corporativo y del fomento de la ética autónoma, es preciso conocer en qué consisten los principios éticos, el nivel de conciencia moral postconvencional, la adhesión voluntaria a valores, el fin de la ética empresarial, en el que los responsables y las funciones que deben realizarse para integrar la ética en el día a día, tampoco están claros. En esa investigación arrojo que existían perdida de interés, ideas de fracasar, agotamiento, falta de concentración, reflejado en un 70% de los entrevistados.
Por otro lado, en investigación de Geva López, (2017), titulada “La formación ética y valores en la universidad y su relación con la calidad de vida de las personas”, destaca la relevancia de tener conciencia de las relaciones que se realizan a nivel personal y social en el ámbito universitario, enfatizando que los estudiantes han considerado la autonomía como elemento necesario para la adquisición de valores aunado a la reflexión, participación y experiencia como los aspectos fundamentales para el aprendizaje ético en procura de conseguir cambios en el comportamiento de las personas a partir de la práctica, el ejercicio, la reflexión y la observación. Los hallazgos obtenidos de entrevistas realizadas a 158 estudiantes, descubrió que un número importante de estudiantes manifiestan que la mayoría se definen como individuos éticos, pero cómo grupo se autodefinen poco éticos, haberse involucrado en acciones no éticas en el ámbito académico como copiarse en un examen o copiar trabajos del internet haciéndolos parecer como propios.
De acuerdo con Ríos y Martínez (2011:104), la percepción de la ética en profesores y estudiantes, “es un componente fundamental en la formación de los estudiantes, pero desafortunadamente, se declaran con un nivel muy bajo de comportamiento ético”. Esas develaciones emergen de los entrevistados, quienes responden ante su accionar con actividades asociadas a su participación en el aprendizaje ético y autónomo, expresando que la confianza para  mejorar su calidad de vida resulta con mayor significado, eso se evidencia con una frecuencia de 7, que representa un 43.75%, quienes relacionan la confianza con reforzar las actividades del otro y proporcionar un ambiente de armonía. Igualmente, destaca con una frecuencia de 4 (25%) perder la timidez, muy relacionada con ofrecer confianza pero destacan trabajar sus habilidades sociales y con la misma frecuencia la diversión.
Igualmente, se evidencia en los resultados, que los valores que se fomentan con más frecuencia, no son los valores propios que evidencien una ética autónoma (prudencia (2.7%), amor (1.4%), fidelidad (1.4%)), situación, que abre un espacio para una reflexión futura, sobre si realmente los valores vigentes son aquellos necesarios y pertinentes por trabajar, o más bien, actualizarlos. Sin embargo, en este artículo se muestra los hallazgos expresados en otras investigaciones consultadas que los valores acordes con los valores humanistas (ética, tolerancia, solidaridad, perseverancia) tributan a la formación de una ética autónoma basada en valores. En conclusión, desde la reflexión en la formación ética y valores, en palabras de Ríos y Martínez (2011), implica una voluntad libre que muestre mediante ciertos principios morales que para ellos son correctos, donde la ética autónoma infiere la moral de representaciones idealistas sobre un deber moral interiormente innato, apriorístico, donde la ética ayuda a reflexionar sobre el mejor comportamiento del ser humano, en independencia o más allá de la moral que recibió en familia.
En ese contexto, las derivaciones obtenidas en investigaciones previamente  señaladas, evidencian que los estudiantes de los centros universitarios, poseen un  conocimiento débil respecto a los valores propios al servicio de los demás, asimismo, evidencian que tienen poca influencia en la formación de actitudes y valores, a pesar que valores como amistad, justicia, paz, libertad, respeto, solidaridad son transitados en la educación universitaria; desconocen en su accionar la ética autónoma, la cual identifica al hombre en su pensamiento y en la manera de comportarse, es decir, contribuye  a la transformación humana; por tanto, cimenta a un aprendizaje autónomo.
Desde esas premisas, el estado del arte referido a la ética autónoma representa una tarea compleja que demanda una permanente atención, a la vez que constituye un instrumento útil para hacer frente a la necesidad de formación en valores  que induce a las personas, particularmente, a los estudiantes en los escenarios de educación universitaria a pensar por sí mismas, lo cual es de suma importancia para toda sociedad, dado que juega un papel fundamental en la configuración de los comportamientos de los individuos dentro de la misma.
Según Flores y Vivas (2007),  “los valores se transmiten con la vida, en cada acción o gesto, reflejan la personalidad y gesto de la persona”, igualmente, Rodríguez (2012:59), sustenta que los valores tienen un componente individual y social que son complementarios entre sí, pueden considerarse “cualidades que identifican a la persona y sirven como las brújulas que conducen la travesía de los jóvenes en la vida cotidiana. Si ello, ocurre entonces se estarán sembrando los valores”. De ese modo, considera que los valores se manifiestan y objetivizan en la practicas, tradiciones y símbolos, los cuales requieren vivirse para poder comprenderlos a cabalidad, para internalizarlos e incorporarlos a los esquemas de comportamiento.

DISCUSIÓN

Los resultados del estudio señalan que la gran mayoría de los estudiantes encuestados manifestó tener una idea clara de lo que es la ética. Sin embargo, un grupo importante de estos no se sienten preparados para tratar temas donde la ética autónoma constituya  un punto de discusión. Esos resultados podrían ser reflejo de deficiencias conceptuales sobre la definición de la ética  autónoma y su aplicación, ya que constituye una necesidad imperiosa en la formación en la universidad.
A ese tenor, señalan que ellos reciben su primera formación en el hogar a través de los padres y representantes, posteriormente, la escuela continua con el proceso de formación de actitudes y por último, la educación superior, donde los centros educativos se constituyen en instrumentos de acercamiento y socialización entre los miembros de la comunidad universitaria para la promoción de valores que van a constituirse en prioridad a lo largo de toda la vida como estudiantes y en su desenvolvimiento diario.
Por tales razones, la educación universitaria debe trascender mucho más allá de la educación Instruccional, en virtud que la misma debe considerar a toda la persona como un ser integral,  es decir, vinculado con las actitudes, autonomía, lo ético y lo moral.  En ese orden de ideas, la ética autónoma,  de acuerdo con opinión de los estudiantes universitarios, es necesario que se fomente  y promueva, fortaleciendo vivencia de una cultura referida a la educación en valores, no desde el punto de vista teórico, sino que se parta de su práctica diaria para que de una u otra manera se pueda modelar el comportamiento y actitudes, los cuales de seguro promueven  los frutos para la vida.
Desde esa perspectiva, el gran desafío consiste en que la ética autónoma que tiene lugar en el marco de la era actual, signada por la coexistencia de realidades complejas debe tomar como referentes cardinales, la multidimensionalidad de la existencia humana y la multireferencialidad de la realidad  desarrollando paradigmas emergentes alternativos que surjan de la cotidianidad, del hacer diario, de la propia praxis educativa para reconstruir la realidad educativa y poder actuar.
Al respecto, García Hoz (1993),  plantean que “ante una realidad tan compleja, se requiere de un paradigma educativo que considere que cada ser humano es único y vinculado con todo lo que le rodea”, es por ello que la educación vista desde los aportes de las investigaciones previas suscita formar un ser más íntegro y holístico, que en esta nueva práctica, genere una ética autónoma para una aprendizaje autónomo más cercano a la ética de la virtud de Aristóteles, como expresión de  libertad para actuar de acuerdo con la naturaleza y desarrollar las virtudes de cada uno, que desde la visión de Kant de la ética,  la concepción de autonomía requiere que un agente no se guíe solo por sus emociones, sino por las acciones.
Como se ha señalado, la ética autónoma en los jóvenes universitarios en  muy importante para su desarrollo dentro de su formación académica e integral conllevando a apoderarse de un mejor desarrollo en lo personal y por ende en lo profesional, al concluir sus estudios de educación superior. Dentro de un contexto para darle un impulso a los valores, es trascendental que las universidades se encuentren preparadas para organizar el cumplimiento de los mismos y que sea una de las bases de principios y valores para aplicarlos donde se desempeñen.
Es sumamente significativo que en los estudiantes con el apoyo de sus profesores se esfuercen  en aplicar los valores en su vida cotidiana y profesional y así apropiarse de una ética autónoma que permita cumplir con los distintos ejes en los que puede llevarse a cabo su vida  al mismo tiempo los utilicen como herramientas que sirvan para lograr una mejor conexión que impacte en la sociedad del conocimiento, donde se desarrollarán como distinguidos profesionales que sean personas de bien, además de solucionar problemas, que sean solidarios a sus principios y valores dentro de la sociedad.

A MODO DE CONCLUSIÓN

En función de ese breve recorrido, se asume  lo señalado por Kant (2005), quien expresa que “el sentido de la vida es vivir conforme a una correcta conducta moral para que la conciencia no nos reproche nada, nos satisface y tranquiliza". Desde la percepción de la investigadora, lo interesante es concientizar que las diferentes caras de la ética autónoma, impactan onto-axiológicamente las distintas esferas del ser humano: biológica, psicológica, política, social, cultural e históricamente; su desbordamiento dificulta en ciertas ocasiones, desarrollar en las nuevas generaciones mediante la educación ética, el estado físico, intelectual y moral, que de acuerdo con Schwartz (1992), exigirá de ellos la sociedad. Es entonces ante esa realidad, que en  el proceso educativo la ética autónoma involucra a las personas mediante la reflexión de sus propias creencias y puntos de vista, con el propósito de comprender por qué actúa de determinada manera.
Desde esa mirada, las instituciones universitarias  tienen entre otras funciones indelegables, la formación ética de los estudiantes, es decir impulsar la reflexión acerca de las acciones cotidianas en el marco de la ética como saber práctico que debe hacerse en la vida, con la vida y para la vida. Se argumenta entonces, la necesidad de las instituciones educativas, específicamente las instituciones de educación superior en particular, se conviertan en escenarios de formación y socialización fundadas en la convivencia y la dignidad humana como expresión de autonomía.

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Revista Saperes Universitas
ISSN 2642-4789

Vol. 6 No. 3 / Páginas [183-201]
Septiembre - Diciembre 2023

 

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