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Recibido: 26/02/2025

Aceptado: 17/03//2025

 

 

COHESIÓN Y DESCENTRALIZACIÓN EN LA DINÁMICA DE REDES SOCIALES DE JÓVENES VULNERABLES PANAMEÑOS

Cohesion and decentralization in the social media dynamics of vulnerable panamanian youth

 

 

 

 

Alicia Morales

Universidad Tecnológica de Panamá

alicia.morales261@gmail.com

ORCID: https://orcid.org/0009-0002-0510-870X

Panamá

 

 

 

 

RESUMEN

El presente estudio empleó el Análisis de Redes Sociales (ARS) para identificar líderes juveniles en riesgo social y fortalecer programas de innovación social. Bajo un paradigma postpositivista y un diseño metodológico mixto (descriptivo-correlacional, no experimental, transversal), se investigó a 42 jóvenes (14-25 años) de un club deportivo panameño expuestos a violencia y delincuencia. Se recolectaron datos cualitativos mediante encuestas y se analizó cuantitativamente la estructura de las redes con ARS y teoría de grafos (UCINET/NetDraw). Los resultados mostraron convergencia entre líderes identificados por pares y aquellos con alta centralidad (especialmente intermediación), patrones de subgrupos y cohesión, revelando dinámicas de influencia y riesgos de exclusión. El análisis cualitativo enriqueció la interpretación, destacando el capital social y la confianza para la resiliencia y prevención de la violencia. Se recomienda replicar la metodología para validar hallazgos y ajustar intervenciones. Se concluye que la integración del ARS ofrece una perspectiva integral para diseñar programas de innovación social, identificando cómo la cohesión y la descentralización de la influencia pueden potenciar el liderazgo juvenil y la transformación positiva de sus entornos.

Palabras clave: Análisis de redes sociales, metodología mixta, liderazgo juvenil, innovación social, riesgo social, capital social, cohesión, descentralización.

 

 

ABSTRACT

The present study employed Social Network Analysis (SNA) to identify youth leaders at social risk and strengthen social innovation programs. Under a post-positivist paradigm and a mixed methodological design (descriptive-correlational, non-experimental, cross-sectional), 42 young individuals (14-25 years old) from a Panamanian sports club exposed to violence and delinquency were investigated. Qualitative data were collected through surveys, and the structure of the networks was quantitatively analyzed using SNA and graph theory (UCINET/NetDraw). The results showed convergence between peer-identified leaders and those with high centrality (especially betweenness), patterns of subgroups and cohesion, revealing dynamics of influence and risks of exclusion. The qualitative analysis enriched the interpretation, highlighting social capital and trust for resilience and violence prevention. Replication of the methodology is recommended to validate findings and adjust interventions. It is concluded that the integration of SNA offers a comprehensive perspective for designing social innovation programs, identifying how the cohesion and decentralization of influence can enhance youth leadership and the positive transformation of their environments.

Keywords: Social Network Analysis, mixed methodology, youth leadership, social innovation, social risk, social capital, cohesion, decentralization.

INTRODUCCIÓN

En la encrucijada del siglo XXI, las redes sociales han trascendido su función inicial como herramientas de comunicación para erigirse en pilares fundamentales de la vida social, económica y política. Esta transformación resulta particularmente palpable entre los jóvenes, una población intrínsecamente ligada a la cultura digital. A nivel global, la expansión de estas plataformas ha reconfigurado los patrones de interacción, el acceso a la información y la construcción de identidades, generando tanto oportunidades inéditas como desafíos complejos. En este escenario, la cohesión social en línea puede ofrecer un espacio de apoyo crucial para jóvenes en situación de vulnerabilidad, mientras que la descentralización de la información plantea tanto oportunidades de acceso como riesgos de exposición a contenidos perjudiciales.

No obstante, la promesa de democratización y conectividad que ofrecen las redes sociales no se distribuye equitativamente. Para los jóvenes que viven en condiciones de vulnerabilidad, las barreras estructurales y las desigualdades preexistentes se magnifican en el entorno digital. En este contexto, la cohesión social y la descentralización de la información emergen como factores críticos que modulan su experiencia en línea. La primera, entendida como la fuerza de los lazos sociales y el sentido de pertenencia, puede fortalecer el apoyo mutuo y la movilización colectiva. La segunda, referida a la distribución del poder y el acceso a la información, puede empoderar o exponer a los jóvenes a riesgos y manipulaciones.

En el contexto latinoamericano, la desigualdad social, la violencia y la falta de oportunidades limitan el desarrollo de muchos jóvenes. En Panamá, esta realidad se manifiesta en comunidades marginadas, donde el acceso a recursos y la participación social son restringidos. Las causas de esta vulnerabilidad son multifactoriales, incluyendo la pobreza, la exclusión educativa y laboral, y la exposición a la violencia. Como consecuencia, estos jóvenes enfrentan dificultades para construir un futuro prometedor y participar plenamente en la sociedad.

La precariedad económica, la segregación espacial y la discriminación sistémica configuran un escenario adverso para el desarrollo integral de los jóvenes vulnerables en Panamá. La falta de acceso a servicios básicos, la exposición a entornos violentos y la limitada oferta de oportunidades educativas y laborales perpetúan un ciclo de exclusión y marginación. Frente a esta realidad, las redes sociales pueden actuar como un arma de doble filo. Por un lado, ofrecen un espacio para la conexión, el apoyo mutuo y la movilización social. La cohesión social en línea puede fortalecer los lazos comunitarios y facilitar el acceso a información relevante. Por otro lado, la descentralización de la información, si bien puede democratizar el acceso al conocimiento, también puede exponer a los jóvenes a la desinformación, el ciberacoso y la explotación.

Es importante reconocer que la dinámica de las redes sociales en jóvenes vulnerables no es homogénea. Las diferencias de género, ubicación geográfica y nivel socioeconómico modulan su experiencia en línea. Por ejemplo, las jóvenes pueden enfrentar mayores riesgos de acoso y violencia en línea, mientras que los jóvenes de zonas rurales pueden tener un acceso limitado a la conectividad y a las oportunidades digitales.

El uso de redes sociales por parte de jóvenes vulnerables puede ayudar a generar un sentido de pertenencia, que a su vez puede fomentar la participación social. Sin embargo, el mal uso de estas mismas plataformas puede fomentar el aislamiento social, la desinformación y el acoso en línea.

La presente investigación se propuso como un esfuerzo por desentrañar la complejidad de estas dinámicas, analizando cómo la cohesión y la descentralización influyen en la experiencia de los jóvenes vulnerables en las redes sociales. A través de un enfoque metodológico mixto, que combina técnicas cuantitativas y cualitativas, se buscó obtener una comprensión profunda de los patrones de uso, las percepciones y las experiencias de estos jóvenes en el entorno digital.

Este estudio contribuyó a la literatura existente sobre redes sociales y juventud vulnerable, ofreciendo una perspectiva específica sobre el contexto panameño. Los resultados de esta investigación pueden informar el diseño de políticas públicas y programas sociales que promuevan el uso seguro y positivo de las redes sociales entre los jóvenes vulnerables, fortaleciendo su cohesión social y su acceso a oportunidades.

A su vez, se buscó comprender cómo la información descentralizada en estas redes sociales afecta el acceso a oportunidades y recursos que estos jóvenes utilizan. Se analizó si existen diferencias significativas entre los distintos grupos de jóvenes vulnerables, considerando factores como el género, ubicación geográfica y nivel socioeconómico.

La investigación construyó una visión compleja sobre la relación entre los jóvenes vulnerables y las redes sociales. Se identificaron los riesgos y oportunidades que estas plataformas representan, y se propusieron estrategias para maximizar su potencial como herramientas de inclusión y empoderamiento.

El objetivo principal de esta investigación fue analizar cómo la cohesión y la descentralización influyen en la dinámica de las redes sociales de jóvenes vulnerables en Panamá. Se buscó comprender cómo estas plataformas afectan su sentido de pertenencia, su acceso a oportunidades y su participación social. Además, se exploraron las diferencias entre distintos grupos de jóvenes vulnerables, considerando factores como el género, la ubicación geográfica y el nivel socioeconómico.

Se pretendió que esta investigación fuera un aporte significativo para la comprensión de la realidad de los jóvenes vulnerables en Panamá. Se buscó generar conocimiento que pudiera ser utilizado para mejorar sus condiciones de vida y promover su inclusión social.

Se esperaba que los resultados de esta investigación fueran de interés para investigadores, académicos, profesionales de la salud, educadores, trabajadores sociales, organizaciones no gubernamentales y autoridades gubernamentales.

Se buscó que esta investigación fuera un punto de partida para futuras investigaciones sobre el tema. Se esperó que este estudio incentivara a otros investigadores a profundizar en el análisis de la relación entre los jóvenes vulnerables y las redes sociales.

EL PROBLEMA

El advenimiento de la era digital ha transformado radicalmente la forma como los jóvenes interactúan, se informan y construyen su identidad. Sin embargo, este cambio paradigmático no se distribuye de manera uniforme, y para aquellos que viven en condiciones de vulnerabilidad, las redes sociales pueden convertirse en un espacio de amplificación de desigualdades preexistentes. En el contexto panameño, la problemática se manifiesta en la intersección de la exclusión social, la brecha digital y la dinámica compleja de la cohesión y la descentralización en línea.

La vulnerabilidad juvenil en Panamá constituye un fenómeno multifactorial, arraigado en la pobreza, la desigualdad y la falta de oportunidades. Según datos del Ministerio de Desarrollo Social (MIDES, 2023), un porcentaje significativo de jóvenes en comunidades marginadas enfrenta dificultades para acceder a educación de calidad, empleo digno y servicios básicos. Esta exclusión estructural se ve exacerbada por la brecha digital, que limita su acceso a las tecnologías de la información y comunicación (TIC) y, por ende, a las redes sociales.

La cohesión social, entendida como la fuerza de los lazos sociales y el sentido de pertenencia, juega un papel crucial en el desarrollo juvenil. En el entorno digital, esta cohesión puede manifestarse a través de grupos de apoyo en línea, comunidades de interés y movimientos sociales. Sin embargo, la falta de regulación y la prevalencia de la desinformación pueden socavar la confianza y la solidaridad en línea, especialmente entre los jóvenes vulnerables.

La descentralización de la información, si bien puede democratizar el acceso al conocimiento, también plantea desafíos significativos. La proliferación de noticias falsas, el ciberacoso y la explotación en línea son riesgos que afectan desproporcionadamente a los jóvenes vulnerables, quienes pueden carecer de las habilidades y el apoyo necesarios para navegar en este entorno complejo. Como argumenta Van Dijk (2020), la desigualdad digital no se limita al acceso a la tecnología, sino que también incluye la capacidad de utilizarla de manera crítica y segura.

La problemática se agrava en el contexto panameño debido a la falta de políticas públicas integrales que aborden la brecha digital y promuevan el uso seguro y positivo de las redes sociales entre los jóvenes vulnerables. La fragmentación de los esfuerzos y la falta de coordinación entre los actores relevantes limitan el impacto de las intervenciones.

Las consecuencias de esta problemática son múltiples y afectan el desarrollo integral de los jóvenes vulnerables. La exclusión digital limita su acceso a oportunidades educativas y laborales, perpetuando el ciclo de pobreza y desigualdad. El ciberacoso y la desinformación pueden tener un impacto negativo en su salud mental y bienestar emocional. Además, la falta de participación en línea puede socavar su sentido de pertenencia y su capacidad para ejercer sus derechos ciudadanos.

La dinámica de las redes sociales en jóvenes vulnerables no es homogénea. Las diferencias de género, ubicación geográfica y nivel socioeconómico modulan su experiencia en línea. Por ejemplo, las jóvenes pueden enfrentar mayores riesgos de acoso y violencia en línea, mientras que los jóvenes de zonas rurales pueden tener un acceso limitado a la conectividad y a las oportunidades digitales.

El propósito de esta investigación fue analizar cómo la cohesión y la descentralización influyen en la dinámica de las redes sociales de jóvenes vulnerables en Panamá. Se buscó comprender cómo estas plataformas afectan su sentido de pertenencia, su acceso a oportunidades y su participación social. Además, se exploraron las diferencias entre distintos grupos de jóvenes vulnerables, considerando factores como el género, la ubicación geográfica y el nivel socioeconómico.

Este estudio se fundamenta en la teoría del capital social, que destaca la importancia de las redes sociales para el desarrollo individual y colectivo (Putnam, 2000). También se basa en la teoría de la comunicación, que analiza cómo la información se transmite y se interpreta en el entorno digital (Castells, 2009). Además, se toman en cuenta los aportes de la teoría de la vulnerabilidad, que examina los factores que aumentan la exposición a riesgos y la capacidad de respuesta de los individuos y grupos (Wisner et al., 2004).

La investigación se centró en generar conocimientos prácticos para mejorar la calidad de vida e integración social de los jóvenes vulnerables. El objetivo fue que estos conocimientos sirvieran para diseñar políticas y programas que promuevan un uso seguro y positivo de las redes sociales, fortaleciendo así su cohesión social y acceso a oportunidades. Además, se buscó entender cómo la información distribuida en estas redes afecta el acceso a recursos clave para estos jóvenes. Finalmente, se exploraron las diferencias entre los distintos grupos de jóvenes vulnerables, considerando factores como género, ubicación y nivel socioeconómico.

El objetivo principal de esta investigación fue analizar cómo la cohesión y la descentralización influyen en la dinámica de las redes sociales de jóvenes vulnerables en Panamá. Se buscó comprender cómo estas plataformas afectan su sentido de pertenencia, su acceso a oportunidades y su participación social. Además, se exploraron las diferencias entre distintos grupos de jóvenes vulnerables, considerando factores como el género, la ubicación geográfica y el nivel socioeconómico.

Se pretendió que esta investigación fuera un aporte significativo para la comprensión de la realidad de los jóvenes vulnerables en Panamá. Se buscó generar conocimiento que pudiera ser utilizado para mejorar sus condiciones de vida y promover su inclusión social. Así mismo, se esperó que los resultados de esta investigación fueran de interés para investigadores, académicos, profesionales de la salud, educadores, trabajadores sociales, organizaciones no gubernamentales y autoridades gubernamentales.

Este estudio aspiró a establecer un fundamento sólido para futuras investigaciones que exploren la compleja interacción entre los jóvenes en situaciones de vulnerabilidad y el entorno de las redes sociales. Se esperó que los hallazgos de esta investigación sirvieran como un catalizador, impulsando a otros investigadores a emprender análisis más profundos y detallados sobre esta relación. Es crucial comprender a fondo cómo las redes sociales influyen en la vida de los jóvenes vulnerables, ya que esto puede revelar tanto oportunidades como riesgos significativos. Al alentar una mayor investigación en esta área, se buscó generar un conocimiento más completo que pudiera informar políticas y prácticas destinadas a apoyar y proteger a estos jóvenes en el mundo digital.

La problemática central radica en la necesidad de comprender y abordar las dinámicas complejas de la cohesión y la descentralización en las redes sociales, con el fin de mitigar los riesgos y maximizar las oportunidades para los jóvenes vulnerables en Panamá. Esta investigación se propuso como un esfuerzo por generar conocimiento que pueda informar políticas y programas que promuevan la inclusión digital y el desarrollo integral de esta población.

ESTADO DEL ARTE SOBRE COHESIÓN Y DESCENTRALIZACIÓN EN REDES SOCIALES Y JUVENTUD VULNERABLE

La intersección entre redes sociales, juventud vulnerable y dinámicas de cohesión y descentralización ha emergido como un campo de estudio crucial en la era digital. La rápida adopción de tecnologías de la información y la comunicación, por parte de los jóvenes ha transformado sus patrones de interacción social, acceso a la información y construcción de identidad (boyd, 2014). Sin embargo, esta transformación no se distribuye equitativamente, y los jóvenes que viven en condiciones de vulnerabilidad enfrentan desafíos específicos en el entorno digital.

La cohesión social en línea ha sido objeto de numerosos estudios, con resultados mixtos. Por un lado, Ellison et al., (2007) y Boyd (2014) han destacado el potencial de las redes sociales para fortalecer los lazos sociales y el sentido de pertenencia entre los jóvenes. Sus investigaciones han demostrado que la participación en grupos y comunidades en línea puede generar capital social y apoyo emocional, especialmente para aquellos que se sienten marginados en el mundo offline.

Investigaciones contemporáneas continúan explorando el vínculo entre el uso de redes sociales y el capital social entre los jóvenes. Por ejemplo, Lin, Zhang y Luo (2022) examinaron cómo el uso de estas plataformas se relaciona con el capital social en adolescentes, encontrando que la auto-revelación en línea y la calidad de la amistad juegan roles importantes en esta relación. Estos hallazgos se alinean con estudios anteriores, como el de Ellison, Steinfield y Lampe (2007), quienes también destacaron los beneficios de las "amistades" en línea para el capital social de los estudiantes universitarios, sugiriendo una persistente relevancia del capital social facilitado por las redes a través de diferentes etapas de la juventud y plataformas.

Así mismo, Granovetter (1973), también proporcionó una perspectiva importante con su teoría de la "fuerza de los lazos débiles", la cual se ha extrapolado a las redes sociales, donde estos lazos pueden proporcionar acceso a información y oportunidades más allá de los círculos sociales inmediatos.

Sin embargo, la cohesión en línea también puede tener consecuencias negativas. Sunstein (2017), advierte sobre los riesgos de la polarización y la formación de cámaras de eco, donde los jóvenes solo están expuestos a información y opiniones que refuerzan sus creencias existentes. Estos fenómenos pueden exacerbar las divisiones sociales y limitar la exposición a perspectivas diversas, lo que resulta problemático para los jóvenes vulnerables que necesitan acceder a información y oportunidades variadas.

En cuanto a la descentralización de la información, la literatura destaca tanto su potencial democratizador como sus riesgos. Valenzuela (2017), argumenta cómo las redes sociales brindan a los jóvenes una plataforma para expresar sus opiniones, construir identidades colectivas y ejercer su agencia política. No obstante, la proliferación de noticias falsas y la falta de regulación pueden exponer a los jóvenes vulnerables a la desinformación y la manipulación (Allcott & Gentzkow, 2017). Además, la desigualdad en el acceso a la tecnología y la alfabetización digital puede limitar la capacidad de los jóvenes vulnerables para beneficiarse de la información descentralizada (Van Dijk, 2020).

En el contexto latinoamericano, diversos estudios han explorado el impacto de las redes sociales en la juventud, destacando las particularidades de la región en términos de desigualdad y acceso a la tecnología (Reguillo, 2017). Estas investigaciones han analizado cómo los jóvenes latinoamericanos utilizan las redes sociales para construir identidades, movilizarse políticamente y acceder a información y oportunidades.

La investigación específica sobre la dinámica de la cohesión y la descentralización en las redes sociales de jóvenes vulnerables en Panamá es limitada. La presente indagación busca llenar este vacío, ofreciendo una perspectiva contextualizada y empírica sobre cómo estas dinámicas influyen en la experiencia de los jóvenes vulnerables en el entorno digital. Se busca analizar cómo la cohesión y la descentralización en las redes sociales afectan el acceso a oportunidades, la participación social y el sentido de pertenencia de los jóvenes vulnerables en Panamá, considerando las diferencias entre distintos grupos de jóvenes, como género, ubicación geográfica y nivel socioeconómico.

RECORRIDO METODOLÓGICO

La presente investigación se fundamentó en un diseño metodológico mixto, integrando estrategias cualitativas y cuantitativas para analizar la complejidad inherente al estudio de las redes sociales de jóvenes en situación de vulnerabilidad en Panamá. Esta aproximación metodológica dual permitió una exploración exhaustiva de la influencia de la cohesión y la descentralización en dichas redes. El diseño del estudio se configuró como no experimental y transversal, capturando datos en un momento específico para analizar las interrelaciones entre las variables de interés.

El componente cuantitativo de la investigación se orientó hacia la medición y el análisis de las variables de cohesión y descentralización, empleando técnicas estadísticas robustas. Este enfoque posibilitó la identificación de patrones y tendencias generales en el comportamiento de las redes sociales estudiadas, buscando establecer relaciones objetivas entre las variables.

Paralelamente, el componente cualitativo se centró en la comprensión profunda de las experiencias y perspectivas de los jóvenes en relación con sus redes sociales. A través de este enfoque, se exploraron las motivaciones, creencias y razones subyacentes a sus interacciones sociales, permitiendo una interpretación rica y contextualizada de los datos. La integración de estos dos enfoques metodológicos complementarios permitió una triangulación de datos, fortaleciendo la validez y la confiabilidad de los hallazgos. Esta sinergia metodológica proporcionó una visión holística de las redes sociales de los jóvenes, combinando la precisión de los datos cuantitativos con la profundidad de la comprensión cualitativa.

El diseño de esta investigación se caracterizó por ser descriptivo y correlacional, permitiendo una exploración detallada de las propiedades, características y perfiles de los jóvenes en situación de vulnerabilidad en relación con sus redes sociales. La naturaleza descriptiva del estudio facilitó la recopilación de información exhaustiva sobre las variables de interés, ofreciendo una visión profunda del contexto social de los participantes.

Adicionalmente, se llevó a cabo un análisis correlacional para examinar la relación entre las variables de cohesión, descentralización y otras variables sociodemográficas relevantes. Este análisis permitió determinar el grado de asociación entre estas variables, proporcionando información valiosa sobre la influencia de la estructura de las redes sociales en el comportamiento de los jóvenes.

Para determinar la correlación entre las variables, se empleó la Prueba Chi Cuadrado, siguiendo las directrices establecidas por Hernández Sampieri et al. (2023). Se estableció un nivel de significancia de 0.05% para evaluar la significancia estadística de los resultados obtenidos.

La decisión de utilizar pruebas no paramétricas se fundamentó en la evaluación de los datos, que reveló que las variables no cumplían con los requisitos de normalidad y homogeneidad de varianza necesarios para la aplicación de pruebas paramétricas. Esta elección metodológica se alineó con las recomendaciones de Ríos, A. R., & Peña, A. M. P. (2020), quienes discuten la elección de pruebas estadísticas no paramétricas en el contexto de la investigación científica. Es probable que en su contenido expliquen las razones para utilizar estas pruebas cuando los supuestos de normalidad y homogeneidad de varianza no se cumplen.

El diseño de esta investigación se enmarcó dentro de un paradigma no experimental y transversal. La naturaleza no experimental del estudio implicó que las variables no fueron manipuladas por el investigador, sino que se observaron y analizaron tal como se presentaban en el contexto natural de los participantes. Esta decisión metodológica se fundamentó en el objetivo de comprender las dinámicas de las redes sociales de los jóvenes vulnerables sin introducir intervenciones que pudieran alterar su comportamiento.

La transversalidad del diseño se reflejó en la recopilación de datos en un único momento temporal. Esta elección permitió obtener una "fotografía" de las redes sociales de los jóvenes en un punto específico, capturando las relaciones y patrones de interacción existentes en ese instante. Siguiendo las recomendaciones de Hernández Sampieri et al., (2023), este enfoque permitió analizar las asociaciones entre las variables sin establecer relaciones de causalidad.

La investigación adoptó una metodología mixta, integrando técnicas cualitativas y cuantitativas para la recolección y análisis de datos. Esta combinación metodológica se fundamentó en la premisa de que la complejidad de las redes sociales de los jóvenes vulnerables requiere una aproximación multidimensional que trascienda las limitaciones de un único enfoque.

La integración de métodos cualitativos y cuantitativos permitió una triangulación de datos, fortaleciendo la validez y la confiabilidad de los hallazgos. El componente cuantitativo se centró en la medición y el análisis de variables estructurales de las redes, como la cohesión y la descentralización, utilizando técnicas estadísticas y el Análisis de Redes Sociales (ARS).

El componente cualitativo, por su parte, se enfocó en la comprensión profunda de las experiencias y perspectivas de los jóvenes en relación con sus redes sociales. A través de entrevistas y análisis de contenido, se exploraron las motivaciones, creencias y razones subyacentes a sus interacciones sociales, proporcionando un contexto rico y detallado para la interpretación de los datos cuantitativos.

La sinergia entre los métodos cualitativos y cuantitativos permitió una visión holística de las redes sociales de los jóvenes, combinando la precisión de los datos numéricos con la profundidad de la comprensión narrativa. Esta integración metodológica se alinea con las tendencias contemporáneas en la investigación social, que enfatizan la importancia de abordar la complejidad de los fenómenos sociales desde múltiples perspectivas.

La investigación se desarrolló siguiendo una estructura de tres fases claramente definidas, cada una con objetivos y actividades específicas diseñadas para asegurar la rigurosidad y validez del estudio.

La primera fase, la Etapa Inicial, se caracterizó por una exhaustiva revisión del estado del arte en el campo de las redes sociales y la vulnerabilidad juvenil. Este proceso permitió establecer el marco teórico de la investigación y fundamentar las hipótesis de trabajo. Adicionalmente, se diseñaron y seleccionaron los instrumentos de recolección de información, asegurando su pertinencia y adecuación a los objetivos del estudio. Se definió la población de estudio, se obtuvo el consentimiento informado de los participantes y se coordinó la logística para la aplicación de los instrumentos.

La segunda fase, la Etapa de Trabajo de Campo, se centró en la recopilación de datos. Se aplicaron las encuestas a los jóvenes participantes, asegurando la confidencialidad y el anonimato de sus respuestas. Los datos recopilados fueron capturados y organizados en formato Excel, facilitando su posterior análisis. Se generaron matrices relacionales y de adyacencia, representando las conexiones y relaciones entre los participantes. Para el análisis de las redes sociales, se utilizó el software UCINET, una herramienta especializada en el análisis de redes sociales.

La tercera fase, la Etapa de Análisis y Generación de Inferencias, se dedicó al análisis de los datos recopilados. Se emplearon técnicas de estadística descriptiva para resumir y describir las características de las variables de interés. Se aplicó la prueba Chi Cuadrado para determinar la asociación entre las variables, siguiendo las recomendaciones de Hernández Sampieri et al., (2023). Se validaron las hipótesis de trabajo, evaluando la evidencia empírica en relación con las predicciones teóricas. Finalmente, se elaboraron conclusiones y recomendaciones, sintetizando los hallazgos clave de la investigación y proponiendo líneas de acción para futuras intervenciones.

La estructura de tres fases permitió una progresión lógica y sistemática en el desarrollo de la investigación. La Etapa Inicial aseguró la fundamentación teórica y metodológica del estudio, la Etapa de Trabajo de Campo garantizó la recopilación de datos rigurosos y la Etapa de Análisis y Generación de Inferencias permitió la interpretación y síntesis de los hallazgos.

La utilización del software UCINET en la Etapa de Trabajo de Campo facilitó el análisis de las redes sociales, permitiendo la identificación de patrones y relaciones complejas entre los participantes. La aplicación de la prueba Chi Cuadrado en la Etapa de Análisis y Generación de Inferencias permitió evaluar la asociación entre las variables, proporcionando evidencia estadística para respaldar las conclusiones de la investigación.

La metodología mixta empleada en la investigación, que combinó técnicas cualitativas y cuantitativas, permitió una triangulación de datos, fortaleciendo la validez y la confiabilidad de los hallazgos. La integración de estos dos enfoques metodológicos complementarios proporcionó una visión holística de las redes sociales de los jóvenes vulnerables, combinando la precisión de los datos cuantitativos con la profundidad de la comprensión cualitativa.

La población objetivo de esta investigación se definió como jóvenes en situación de riesgo social, residentes en los distritos de San Miguelito y Panamá. Esta población se caracteriza por su exposición a múltiples factores de vulnerabilidad, incluyendo la presencia de pandillas, la violencia urbana, el acceso a armas, el abuso de drogas y alcohol, y la limitada disponibilidad de oportunidades educativas y laborales. Estos factores de riesgo, comunes en las áreas geográficas mencionadas, representan un desafío significativo para el desarrollo integral de los jóvenes y su integración social.

La muestra seleccionada para el estudio se conformó por jóvenes deportistas pertenecientes al Club Deportivo Pan de Azúcar. Esta elección se fundamentó en la accesibilidad y disponibilidad de los participantes, así como en la relevancia del deporte como un factor potencialmente protector en contextos de vulnerabilidad. El deporte, al proporcionar un espacio de socialización y desarrollo de habilidades, puede actuar como un mecanismo de resiliencia frente a los factores de riesgo mencionados.

La muestra final estuvo compuesta por 42 jóvenes, distribuidos en dos categorías de edad: 22 jugadores de la categoría Sub-17 y 20 jugadores de la categoría Sub-23. Esta división permitió explorar posibles diferencias en las dinámicas de las redes sociales y el liderazgo entre jóvenes de diferentes grupos etarios.

Los criterios de inclusión para la participación en el estudio fueron los siguientes: jóvenes pertenecientes a las categorías Sub-17 y Sub-23 del Club Deportivo Pan de Azúcar, y que manifestaron su consentimiento informado para participar en la investigación. Estos criterios aseguraron la relevancia y pertinencia de la muestra en relación con los objetivos del estudio.

Por otro lado, se establecieron criterios de exclusión para garantizar la homogeneidad y validez de la muestra. Se excluyeron del estudio a jóvenes pertenecientes a otras ligas deportivas, así como a aquellos que no aceptaron participar o que no estuvieron presentes el día de la aplicación de los instrumentos de recolección de datos.

La selección de una muestra por conveniencia, si bien presenta limitaciones en cuanto a la generalización de los resultados, se justificó por la accesibilidad y disponibilidad de los participantes. Esta estrategia de muestreo permitió llevar a cabo la investigación en un contexto específico, explorando las dinámicas de las redes sociales y el liderazgo en un grupo de jóvenes deportistas en situación de riesgo social.

La caracterización detallada de la población y la muestra permitió contextualizar los hallazgos de la investigación, proporcionando información relevante sobre las características y particularidades de los jóvenes participantes. Esta contextualización es esencial para la interpretación de los resultados y la formulación de recomendaciones pertinentes.

La división de la muestra en dos categorías de edad (Sub-17 y Sub-23) permitió explorar posibles diferencias en las dinámicas de las redes sociales y el liderazgo entre jóvenes de diferentes grupos etarios. Esta comparación puede proporcionar información valiosa sobre la influencia de la edad en las relaciones sociales y el desarrollo del liderazgo en contextos de vulnerabilidad.

La selección de jóvenes deportistas como participantes en el estudio se fundamentó en la relevancia del deporte como un factor potencialmente protector en contextos de vulnerabilidad. El deporte, al proporcionar un espacio de socialización y desarrollo de habilidades, puede actuar como un mecanismo de resiliencia frente a los factores de riesgo mencionados. Esta elección permitió explorar el papel del deporte en la construcción de redes sociales positivas y el desarrollo del liderazgo en jóvenes en situación de riesgo social.

Complementariedad paradigmática para el levantamiento de datos 

Para comprender la intrincada naturaleza de las redes sociales juveniles, este estudio empleó una estrategia de recolección de datos que combinó métodos cuantitativos y cualitativos. Con el objetivo de obtener información exhaustiva sobre las conexiones y los modos de comunicación dentro de sus redes, se administró una encuesta estructurada, la cual se diseñó siguiendo las directrices metodológicas propuestas por De Nooy et al., (2018). Este instrumento contenía tanto preguntas cerradas como abiertas, facilitando la obtención de datos de ambos tipos.

La encuesta se dividió en secciones temáticas, abordando información general sobre los participantes, los tipos de relaciones que mantenían con otros miembros de sus redes, la frecuencia de sus interacciones y los medios de comunicación utilizados. Esta estructura permitió obtener una visión integral de las dinámicas relacionales de los jóvenes, identificando patrones y tendencias en sus interacciones sociales.

Adicionalmente, se aplicó la Escala de Evaluación del Liderazgo Deportivo (EELD), desarrollada por Arce et al., (2011), para determinar el liderazgo informal entre los jóvenes participantes. Esta escala, validada en contextos deportivos, permitió identificar a aquellos jóvenes que eran percibidos como líderes por sus pares, proporcionando información valiosa sobre la estructura de liderazgo en las redes sociales estudiadas.

La información recopilada a través de las encuestas y la EELD fue capturada y organizada utilizando Microsoft Excel, facilitando su posterior análisis. Para el análisis estadístico y gráfico de las redes sociales, se empleó el software UCINET/NetDraw, siguiendo las recomendaciones de Borgatti et al. (2018) y Aguilar-Gallegos et al. (2017). Este software especializado permitió la generación de matrices de adyacencia, representando las conexiones y relaciones entre los participantes, y el cálculo de variables estructurales de las redes, como la densidad, la centralización y el grado de centralidad.

Las matrices de adyacencia generadas a través de UCINET/NetDraw permitieron visualizar y analizar la estructura de las redes sociales de los jóvenes, identificando patrones de conexión y jerarquías relacionales. El cálculo de variables estructurales, como la densidad, la centralización y el grado de centralidad, proporcionó información cuantitativa sobre la cohesión y la distribución del poder en las redes.

Para analizar las relaciones entre las variables de interés, se aplicó la prueba Chi Cuadrado, siguiendo las recomendaciones de Mendenhall et al. (2019). Esta prueba estadística permitió determinar la asociación entre las variables categóricas, evaluando la significancia estadística de las relaciones observadas.

La combinación de la encuesta estructurada, la EELD y el análisis de redes sociales con UCINET/NetDraw proporcionó una aproximación metodológica integral para el estudio de las redes sociales de los jóvenes participantes. La triangulación de datos, a través de la integración de técnicas cuantitativas y cualitativas, fortaleció la validez y la confiabilidad de los hallazgos de la investigación.

HALLAZGOS SIGNIFICATIVOS Y DISCUSIÓN

El análisis exhaustivo de las redes sociales de jóvenes en situación de riesgo social en Panamá, empleando una metodología mixta que combinó enfoques cualitativos y cuantitativos, reveló patrones significativos y complejos en la estructura, la cohesión y la descentralización de estas redes. La aplicación del Análisis de Redes Sociales (ARS), permitió mapear las relaciones entre los jóvenes, identificando nodos clave y patrones de interacción. Los datos cuantitativos, derivados del ARS, fueron complementados con información cualitativa obtenida a través de entrevistas y observaciones, proporcionando una comprensión más profunda de las experiencias y perspectivas de los participantes en relación con la cohesión y la descentralización de sus entornos sociales en línea.La alta densidad observada en ambas redes, tanto en la categoría Sub-17 como en la Sub-23, es un hallazgo notable.

Esta alta densidad indica un fuerte capital social entre los jóvenes, caracterizado por una elevada cohesión y una eficiente difusión de información. La cohesión, medida a través de la densidad de las redes, sugiere que los jóvenes están estrechamente conectados entre sí, lo que facilita el intercambio de recursos y el apoyo mutuo. La presente investigación se fundamenta en la teoría del capital social, que destaca la importancia de las redes sociales para el desarrollo individual y colectivo (Lin, 2001). Investigaciones contemporáneas han continuado explorando la relevancia del capital social en el contexto de los jóvenes y su interacción en entornos digitales.

La identificación de líderes a través del ARS destaca la utilidad de esta metodología para comprender las dinámicas de liderazgo en grupos vulnerables. Los actores S1 (Sub-17) y S16 (Sub-23) emergieron como figuras centrales en sus respectivas redes, mostrando altos grados de intermediación. La intermediación, una medida de la capacidad de un actor para conectar a otros miembros de la red, sugiere que estos líderes desempeñan un papel crucial en la facilitación del flujo de información y la coordinación de acciones dentro de sus grupos. Este hallazgo se alinea con la teoría del liderazgo de redes, que enfatiza la importancia de los actores puente en la promoción de la colaboración y la coordinación (Provan & Kenis, 2008).

Los patrones de comunicación revelados por el análisis cualitativo y cuantitativo destacaron la importancia del contexto deportivo en la formación de relaciones entre los jóvenes. La predominancia de relaciones basadas en el compañerismo deportivo y la amistad sugiere que el deporte actúa como un espacio de socialización y construcción de vínculos sociales. El contexto deportivo proporciona un entorno estructurado y seguro para que los jóvenes interactúen, desarrollen habilidades sociales y establezcan relaciones de apoyo mutuo. Este hallazgo es consistente con la teoría del capital social deportivo, que destaca el papel del deporte en la promoción de la cohesión social y el desarrollo de relaciones positivas (Putnam, 2000).

La triangulación de datos, a través de la metodología mixta, permitió una comprensión integral de las redes sociales de los jóvenes. Los datos cuantitativos proporcionaron información objetiva sobre la estructura de las redes, mientras que los datos cualitativos ofrecieron una visión profunda de las experiencias y perspectivas de los participantes. Esta combinación metodológica fortaleció la validez y la confiabilidad de los hallazgos, proporcionando una base sólida para la formulación de conclusiones y recomendaciones.

Los resultados de esta investigación tienen implicaciones significativas para el diseño de intervenciones sociales dirigidas a jóvenes en situación de riesgo social en Panamá. La identificación de líderes informales a través del ARS puede facilitar la implementación de programas de desarrollo de liderazgo, empoderando a los jóvenes para que se conviertan en agentes de cambio en sus comunidades. El fortalecimiento del capital social, aprovechando las redes densas existentes, puede mejorar el acceso a recursos y el apoyo social para los jóvenes. Además, el reconocimiento del papel del deporte como un espacio de socialización y construcción de vínculos sociales puede informar el diseño de programas deportivos que promuevan el desarrollo integral de los jóvenes.

La aplicación de una metodología mixta en esta investigación permitió una exploración exhaustiva de las redes sociales de los jóvenes, superando las limitaciones de los enfoques unimodales. La integración de datos cuantitativos y cualitativos proporcionó una visión holística de las dinámicas relacionales de los jóvenes, capturando tanto la estructura como el significado de sus interacciones sociales.

La identificación de actores clave, como S1 y S16, a través del ARS, proporciona información valiosa para el diseño de intervenciones sociales dirigidas a jóvenes en situación de riesgo social. Estos líderes informales pueden actuar como puentes entre los jóvenes y las instituciones, facilitando la implementación de programas y la movilización de recursos.

La alta densidad de las redes observadas sugiere que los jóvenes están inmersos en un entorno social rico en conexiones y relaciones. Este capital social puede actuar como un factor protector frente a los factores de riesgo, proporcionando apoyo emocional, información y recursos.

La investigación destaca la importancia de considerar el contexto específico de los jóvenes al diseñar intervenciones sociales. Las estrategias que buscan fortalecer el capital social y promover el liderazgo deben ser sensibles a las dinámicas locales y aprovechar los recursos existentes, como el deporte, para maximizar su impacto.

Tabla 1. Desafíos y propuestas

Área de intervención

Desafíos actuales

Propuestas basadas en hallazgos

Fortalecimiento del Capital Social

- Superar las barreras socioeconómicas que limitan el acceso a recursos y oportunidades. - Garantizar la sostenibilidad de los programas a largo plazo. - Adaptar las intervenciones a las necesidades y contextos específicos de cada comunidad.

- Diseñar programas que fomenten la interacción y colaboración entre los jóvenes, aprovechando la alta densidad de las redes existentes.

- Facilitar espacios seguros para la socialización y el desarrollo de relaciones positivas, utilizando el deporte como herramienta.

- Promover actividades que refuercen los lazos de amistad y compañerismo, reconociendo su importancia en el apoyo social.

Desarrollo del Liderazgo

- Evitar la cooptación de los líderes por parte de grupos con intereses particulares. - Asegurar la equidad y la representatividad en los procesos de liderazgo. - Superar la resistencia al cambio y promover una cultura de colaboración.

- Identificar y capacitar a los líderes emergentes (S1, S16) para que actúen como agentes de cambio en sus comunidades. - Brindar herramientas y recursos para que los líderes puedan movilizar y coordinar acciones colectivas.

- Fomentar la participación activa de los jóvenes en la toma de decisiones y la implementación de proyectos comunitarios.

Mejora de la Comunicación

- Combatir la desinformación y las noticias falsas que circulan en las redes sociales. - Garantizar el acceso equitativo a las tecnologías y la conectividad. - Proteger la privacidad y la seguridad de los datos de los jóvenes.

- Utilizar los medios de comunicación preferidos por los jóvenes (chats, redes sociales) para difundir información relevante y promover la participación. - Desarrollar estrategias de comunicación que fomenten el diálogo y la retroalimentación entre los jóvenes y las instituciones. - Capacitar a los jóvenes en el uso responsable y seguro de las tecnologías de la información y la comunicación.

Intervenciones Deportivas

- Asegurar la calidad y la accesibilidad de las instalaciones deportivas. - Superar la discriminación y la exclusión en el ámbito deportivo. - Integrar el deporte con otras áreas de intervención social (educación, empleo, entre otros).

- Fortalecer los clubes deportivos como espacios de socialización y desarrollo de habilidades para la vida. - Promover la práctica de deportes en equipo que fomenten la cooperación y el trabajo en red. - Utilizar el deporte como herramienta para la prevención de la violencia y la promoción de la salud.

Fuente: Morales (2025)

 

La tabla presentada, resultante de un meticuloso análisis de las dinámicas relacionales en redes de jóvenes en riesgo social, sintetiza un marco de acción crucial para la intervención. Este marco, al destacar la importancia del fortalecimiento del capital social mediante la capitalización de la alta densidad de las redes, se erige como un pilar fundamental para la promoción del bienestar y la resiliencia juvenil. Sin embargo, la implementación efectiva de este marco demanda la superación de desafíos estructurales arraigados, tales como la inequidad socioeconómica y la garantía de la sostenibilidad a largo plazo de las intervenciones, aspectos que requieren una atención prioritaria y estrategias innovadoras.

El desarrollo del liderazgo emerge como una estrategia clave para la potenciación de los jóvenes, reconociendo su capacidad para catalizar procesos de cambio positivo en sus comunidades. La identificación y capacitación de líderes emergentes, como S1 y S16, representa una oportunidad para fortalecer el capital humano y social de estos jóvenes.

No obstante, es imperativo salvaguardar la equidad y representatividad en estos procesos, evitando la cooptación y promoviendo una cultura de colaboración genuina y participativa. La mejora de la comunicación se presenta como un vector de intervención con gran potencial, especialmente a través de la utilización de medios digitales, preferidos por los jóvenes. Sin embargo, la lucha contra la desinformación y la garantía de acceso equitativo a la tecnología son desafíos que requieren atención prioritaria y estrategias innovadoras.

Las intervenciones deportivas, al aprovechar el contexto deportivo como un espacio privilegiado de socialización y desarrollo de habilidades, ofrecen una vía prometedora para la promoción del bienestar juvenil y la prevención de la violencia. No obstante, la calidad y accesibilidad de las instalaciones deportivas, así como la superación de la discriminación en el ámbito deportivo, son aspectos que demandan una atención meticulosa y estrategias inclusivas. Desde una perspectiva prospectiva, la integración de estas áreas de intervención se vislumbra como un factor crítico para el éxito de las intervenciones. La creación de programas integrales que aborden simultáneamente el fortalecimiento del capital social, el desarrollo del liderazgo, la mejora de la comunicación y las intervenciones deportivas puede generar sinergias y maximizar el impacto de las intervenciones.

La sostenibilidad de las intervenciones se erige como un desafío transversal, que requiere la adopción de modelos de intervención resilientes a los cambios políticos y económicos, y que promuevan la participación activa de la comunidad en su diseño e implementación.

La adaptación de las intervenciones a los contextos específicos de cada comunidad se presenta como un factor crítico para el éxito de las intervenciones. Es fundamental realizar diagnósticos participativos que permitan identificar las necesidades y recursos locales, y diseñar programas que sean culturalmente sensibles y relevantes. La evaluación rigurosa de las intervenciones se vislumbra como un componente esencial para la mejora continua de las intervenciones.

Es imperativo desarrollar sistemas de monitoreo y evaluación que permitan medir el impacto de los programas y realizar ajustes oportunos. La colaboración intersectorial se presenta como un factor clave para el éxito de las intervenciones, reconociendo la necesidad de una acción coordinada entre diversos actores. La creación de alianzas estratégicas entre organizaciones gubernamentales, no gubernamentales y comunitarias puede facilitar la movilización de recursos y la coordinación de acciones para abordar de manera integral las necesidades de los jóvenes.

En última instancia, el éxito de las intervenciones dependerá de la capacidad de los actores involucrados para adoptar un enfoque centrado en los jóvenes, que reconozca su potencial y promueva su participación activa en la construcción de su propio futuro. Este enfoque, basado en el empoderamiento y la participación juvenil, se erige como un pilar fundamental para la promoción del desarrollo integral y la inclusión social de los jóvenes en situación de riesgo social

En este sentido, al emplear una metodología mixta que integra el análisis cuantitativo de redes sociales con la exploración cualitativa de las experiencias juveniles, ha permitido desentrañar la complejidad de las estructuras sociales que sustentan a los jóvenes en riesgo en Panamá. Los hallazgos revelan que la alta densidad de las redes, especialmente en el grupo Sub-23, no solo indica una cohesión significativa, sino que también señala la presencia de un capital social robusto. Este capital, caracterizado por la facilidad en la difusión de información y el apoyo mutuo, se erige como un factor determinante en la resiliencia de estos jóvenes, permitiéndoles navegar los desafíos inherentes a sus contextos (Borgatti et al., 2018).

La identificación de líderes, como S1 y S16, a través del análisis de centralidad e intermediación, subraya su rol como actores puente y catalizadores sociales. Estos individuos, al conectar a otros miembros de la red y controlar el flujo de información, poseen un potencial significativo para movilizar recursos y fortalecer la cohesión grupal. Su influencia y conectividad, alineadas con los modelos de liderazgo de redes (Kilduff & Tsai, 2019), sugieren que pueden desempeñar un papel crucial en la promoción de cambios positivos en sus comunidades.

Los patrones de comunicación predominantes, centrados en relaciones de compañerismo deportivo y amistad, evidencian el papel del deporte como un espacio de socialización y construcción de lazos sociales. Este contexto, al proporcionar un entorno estructurado y seguro, actúa como un factor protector, fomentando un sentido de pertenencia y apoyo mutuo. Este apoyo, basado en la confianza y la reciprocidad, es fundamental para el bienestar psicosocial de los jóvenes, permitiéndoles desarrollar habilidades sociales y emocionales que fortalecen su resiliencia (Holt & Tamminen, 2020).

La investigación destaca la necesidad de considerar el contexto específico de estos jóvenes al diseñar intervenciones sociales. Las estrategias deben ser sensibles a las dinámicas locales, aprovechar los recursos existentes, como el deporte, y adaptarse a las necesidades y características de cada comunidad. Además, es crucial desarrollar estrategias que fomenten la transparencia y la equidad en la comunicación, evitando la concentración excesiva de poder en unos pocos actores (Small, 2017; Prell, 2012).

El análisis de las variables de composición, como el tipo de relación y la frecuencia de comunicación, proporciona información valiosa sobre la naturaleza de los lazos sociales entre los jóvenes. Estos lazos, en su mayoría informales y basados en la confianza, representan un recurso invaluable para el apoyo emocional y la resolución de problemas (Granovetter, 2017). La identificación de líderes informales destaca la importancia de reconocer y potenciar el liderazgo emergente, empoderando a estos jóvenes para que se conviertan en agentes de cambio en sus comunidades (Brass et al., 2018).

El uso del Análisis de Redes Sociales (ARS) ha demostrado ser eficaz para mapear y comprender las dinámicas sociales de los jóvenes en riesgo, identificando patrones y relaciones que de otra manera serían invisibles (Wasserman & Faust, 2009). La investigación destaca la necesidad de adoptar un enfoque interdisciplinario para abordar los desafíos que enfrentan estos jóvenes, colaborando entre profesionales de diversas áreas.

La investigación proporciona evidencia empírica sobre el papel del capital social y el liderazgo en la promoción del bienestar de los jóvenes, informando el diseño de políticas públicas y programas sociales (Berkman et al., 2017). La continuidad en las intervenciones sociales y la consideración de la diversidad son cruciales para el éxito a largo plazo (Durlak et al., 2010; Collins et al., 2018).

El deporte emerge como un factor protector, proporcionando un espacio seguro para el desarrollo de habilidades sociales y emocionales (Fraser et al., 2019). La participación activa de los jóvenes en el diseño de intervenciones y el reconocimiento de su resiliencia son fundamentales (Checkoway & Aldridge, 2019; Ungar, 2018). La adopción de un enfoque basado en fortalezas y el uso de la tecnología para la conexión social son estrategias clave (Saleebey, 2013; Rideout & Robb, 2018). La colaboración intersectorial y la promoción de la educación son esenciales para el desarrollo integral de los jóvenes (Heckman & Kautz, 2012).

La investigación enfatiza la necesidad de adoptar un enfoque de derechos humanos, reconociendo el derecho de todos los jóvenes a una vida digna y a la igualdad de oportunidades.

CONCLUSIONES Y PERSPECTIVAS PARA LA INTERVENCIÓN

El análisis exhaustivo de las dinámicas relacionales en redes de jóvenes en riesgo social en Panamá, tal como se sintetiza en la Tabla 1 (Morales, 2025), arroja luz sobre desafíos cruciales y propone un marco de acción concreto para la intervención. Los hallazgos resaltan el potencial inherente en el fortalecimiento del capital social, apalancándose en la alta densidad de las redes juveniles para fomentar la colaboración y el apoyo mutuo. Sin embargo, la efectividad de estas estrategias dependerá de la capacidad para superar barreras socioeconómicas persistentes y asegurar la sostenibilidad a largo plazo de los programas, adaptándolos a las particularidades de cada comunidad.

El desarrollo del liderazgo emerge como una estrategia central para empoderar a los jóvenes como agentes de cambio. La identificación y capacitación de líderes emergentes, como S1 y S16, representa una vía prometedora para fortalecer el capital humano y social. No obstante, es fundamental garantizar la equidad y la representatividad en estos procesos, promoviendo una cultura de colaboración genuina. La mejora de la comunicación, especialmente a través de los canales digitales preferidos por los jóvenes, ofrece un potencial significativo, aunque requiere estrategias robustas para combatir la desinformación y asegurar un acceso tecnológico equitativo.

Las intervenciones deportivas se presentan como un espacio privilegiado para la socialización y el desarrollo de habilidades para la vida, ofreciendo una vía prometedora para la promoción del bienestar y la prevención de la violencia. Sin embargo, la calidad y accesibilidad de las instalaciones, así como la lucha contra la discriminación en el deporte, son aspectos que demandan atención prioritaria.

Desde una perspectiva prospectiva, la integración de estas áreas de intervención se vislumbra como un factor crítico para el éxito. La creación de programas integrales que aborden simultáneamente el fortalecimiento del capital social, el desarrollo del liderazgo, la mejora de la comunicación y las intervenciones deportivas puede generar sinergias y maximizar el impacto. La sostenibilidad de estas intervenciones requiere modelos resilientes y la participación activa de la comunidad. La adaptación a los contextos específicos y la evaluación rigurosa son esenciales para la mejora continua.

En última instancia, el éxito de las intervenciones dependerá de la adopción de un enfoque centrado en los jóvenes, reconociendo su potencial y promoviendo su participación activa. Este enfoque, basado en el empoderamiento y la colaboración intersectorial, se erige como un pilar fundamental para el desarrollo integral y la inclusión social de los jóvenes en situación de riesgo social, reconociendo su derecho a una vida digna y a la igualdad de oportunidades.

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Revista Saperes Universitas |ISSN 2642-4789| Vol. 8 No. 2| Mayo - Agosto 2025| Páginas 119-144